Los Obispos de California llaman a la solidaridad con los migrantes y refugiados

“El ojo no puede decir a la mano: ‘No te necesito’, ni la cabeza a los pies: ‘No te necesito'”.

La Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado el 26 de septiembre de 2021:

“El ojo no puede decir a la mano: ‘No te necesito’, ni la cabeza a los pies: ‘No te necesito'”.

 (I Cor. 12, 21)

(English) La instrucción de San Pablo a los Corintios nos recuerda las obligaciones que tenemos con nuestros prójimos migrantes y refugiados.  Con el mismo espíritu, el Papa Francisco nos anima, en su mensaje para la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado: “todos estamos en la misma barca y estamos llamados a comprometernos para que no haya más muros que nos separen, que no haya más otros, sino sólo un nosotros”.

Los inmigrantes y refugiados trabajan con nosotros, prestando muchos servicios esenciales.  Sus hijos estudian en nuestras escuelas.  Cuidan a nuestros enfermos y ancianos.  Cosechan nuestro sustento diario.  Son nuestros vecinos, compañeros de trabajo y amigos.  Sin embargo, muchos viven bajo una nube de incertidumbre.  Sus horizontes se ven oscurecidos por la lentitud de los legisladores que alejan a los inmigrantes y a los refugiados, así como a nosotros mismos, del mayor y mejor “nosotros” que nos hace más fuertes y sanos juntos.

Invitamos a nuestros hermanos y hermanas de la comunidad católica y a todas las personas de buena voluntad a orar y actuar juntos con la misma convicción de San Pablo.  Todos formamos parte de un solo cuerpo de Cristo.  (cf. I Cor. 12,27)  

Los inmigrantes, los migrantes, los refugiados y los solicitantes de asilo que acuden a nuestro país en busca de alivio a su angustia sólo deberían contribuir a reforzar nuestro compromiso de ser buenos samaritanos.  De hecho, seguimos abogando por una reforma migratoria justa y humanitaria, como hemos hecho durante décadas.  En particular, la difícil situación de los jóvenes inmigrantes que son Dreamers (soñadores), de los refugiados que aún viven bajo el Estatus de Protección Temporal y de los inmigrantes que trabajan como “trabajadores esenciales” no debe seguir siendo ignorada por el Congreso.  Muy especialmente, los Estados Unidos en este momento tiene que ir al rescate de los afganos que sirvieron junto a nuestros soldados en esa problemática región.  Se trata de un imperativo moral de primer orden, del que no podemos eximirnos.

Mientras la preocupante paralización que afecta a nuestros líderes elegidos sigue confundiéndonos, seamos siempre conscientes de nuestro llamado y responsabilidad de responder como buenos compañeros a quienes trabajan con nosotros, estudian con nosotros y rezan con nosotros.  “Si el Señor no construye la casa, en vano trabajan los albañiles” (Salmo 127, 1).  Con la ayuda de Dios, y sólo con la ayuda de Dios, podremos construir barrios prósperos, buenas escuelas, calles seguras y economías robustas, y así afirmar ese “nosotros” más amplio al que nos llama nuestro único Dios y Padre.

San Pablo nos recuerda que nunca debemos cansarnos de hacer el bien.  “No nos cansemos de hacer el bien, porque a su debido tiempo recogeremos nuestra cosecha, si no nos damos por vencidos”.  (Gal. 6, 9) La paciencia de los migrantes y de los ciudadanos ha sido puesta a prueba por los retrasos gubernamentales.  Hagamos juntos lo que podamos, confiando en que Dios “es capaz de realizar mucho más que todo lo que pedimos o imaginamos, por la fuerza que actúa en nosotros”. (Ef. 3, 20)

Que la Santa Pareja, la Santísima Virgen María y San José, intercedan por nosotros y nos acompañen como peregrinos en busca de la Casa del Padre, donde todos los hijos de Dios puedan honrarse y apreciarse mutuamente en paz.

Oración

Padre santo y amado,
tu Hijo Jesús nos enseñó
que hay una gran alegría en el cielo
cuando alguien que estaba perdido es encontrado,
cuando alguien que había sido excluido, rechazado o descartado
es acogido de nuevo en nuestro “nosotros”,
que se vuelve así cada vez más grande.

Te rogamos que concedas a todos los discípulos de Jesús,
y a todas las personas de buena voluntad,
la gracia de cumplir tu voluntad en el mundo.
Bendice cada gesto de acogida y de asistencia
que sitúa nuevamente a quien está en el exilio
en el “nosotros” de la comunidad y de la Iglesia,
para que nuestra tierra pueda ser,
tal y como Tú la creaste:
la casa común de todos los hermanos y hermanas. Amén.

Papa Francisco
Mensaje para la Jornada Mundial de los Migrantes y Refugiados

 

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En el 2019, el Papa Francisco pidió que el último domingo de septiembre de cada año se celebre la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado.  En respuesta, la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos ha trasladado la Semana Nacional de la Migración (https://www.usccb.org/committees/migration/national-migration-week-2021 ), que se celebra tradicionalmente en enero, hasta finales de septiembre (20-26 de septiembre).

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